viernes, 2 de mayo de 2008

CINE

IF THESE WALLS COULD TALK II WOMEN LOVE WOMEN
(MUJERES ENAMORADAS, SI ESTAS PAREDES HABLARAN II)
Si las paredes hablaran... nos contarían que las lesbianas existen. La cadena estadounidense HBO produjo este telefilme con tres historias separadas en el tiempo, pero que cuentan los problemas que han tenido/tienen las parejas lesbianas.
Directoras: Jane Anderson, Martha Coolidge, Anne Heche. Intérpretes: Vanessa Redgrave, Sharon Stone, Ellen DeGeneres, Marian Seldes, Paul Giamatti, Elizabeth Perkins, Chloë Sevigny, Michelle Williams.

REFLEXIÓN

SER LESBIANA EN EL INTERIOR




Córdoba, si bien pertenece a una de las ciudades que pretenden ser un tanto progresistas, no es así en el plano de lo que es la comunidad gay.

Su sociedad ,si bien no manifiesta en forma abierta las marcadas diferencias de lo que "es una persona normal a un homosexual" la filosofía de la asepsia es la que predomina.

Aquello de que "te acepto, pero no tomaría un café con vos y agrega: no me comprometas con tu realidad". La lesbiana en Córdoba, convive a veces con ese tipo de marginalidad.

Sin caer en las generalizaciones, también esa misma sociedad acepta más al hombre gay que a una lesbiana, evidentemente hasta en ese tipo de de "clasificaciones" caemos en una sociedad machista".

Maris por ejemplo comenta: "no tenemos un lugar para nosotras, un bar un boliche etc" y agrega;"aquí somos muchas las "tapadas", ya sea por el laburo, nuestra familia, los viejos etc. y comenta.... "Una vez me encontré con el hermano de mi cuñado en Piaf y nuestra familia pensó que salíamos juntos" en este caso nos beneficio a los dos, ya que me podía mover con libertad para salir y podíamos ir juntos al boliche".





Si bien tenemos las lesbianas espacios para charlar de nuestras cosas como las iguanas o escritas en el cuerpo, esto es solo una isla en el desierto (y en buena hora que existan), ser lesbiana en el interior no es nada fácil, Córdoba es una muestra ,no queremos pensar lo que deben ser otras provincias como Santiago del Estero, La Rioja o Catamarca.

Es mas, muchas de nosotras nos hacemos una escapada a Buenos Aires, para conocer gente mas amplia de cabeza, allí nadie nos conoce". Creo que el asumirse como lesbiana en el interior, depende de un cambio de mentalidad.







Primero: de nosotras, enfrentándonos con los miedos sociales de cada día y luego: procurar que esta sociedad tan provinciana acepte y asuma también que la homosexualidad existe, que las lesbianas no somos ni marcianas, ni raritas". Que trabajamos, estudiamos, participamos y que amamos con la misma intensidad y ternura como la de cualquier ser humano.







Nancy "la gallega"
ayda4@LatinMail.com






LA REBELIÓN DE EROS


¿Orgullo de qué? ¿Somos mejores porque nos gustan las personas del mismo sexo? ¿Porque violamos las formas tradicionales de identificación de género? Es una pregunta que mucha gente se hace cuando escucha que se viene el día del orgullo, o la marcha del orgullo. Quién no ha escuchado alguna vez la clásica pregunta: “¿Acaso los heterosexuales van por ahí haciendo bandera de su sexualidad?”. ¿Por qué tenemos que salir a hacer tanto escándalo?


El problema es que mientras las personas heterosexuales claman día a día su gusto e identidad, nosotras/os tratamos de pasar inadvertidos/as más de una vez. No decimos nada sobre la sonrisa de aquella chica cuya mirada se posó sobre nosotras unos instantes más de lo debido. Cuando vamos a la panadería con nuestras tetas de silicona tratamos de pasar inadvertidas para que nos den el pan rápido y no nos molesten. Y si podemos, ponemos cara de culo, para que la gente se mantenga distante. Desde nuestras diferentes experiencias, a gays, lesbianas, travestis, transexuales y bisexuales nos cuesta muchísimo ser quienes somos en esta sociedad. Las personas heterosexuales no necesitan salir a decir quiénes son con orgullo porque lo expresan cotidianamente, incluso sin pensarlo.


El orgullo no es porque nos creemos mejores... es porque nos hartamos de que nos crean degeneradas, anormales, pervertidos y demás agresiones que nos obligan al silencio y a la “discreción”. Ese hartazgo es el origen del día del orgullo. Repasemos un poquito de la historia que no nos enseñan en el colegio.

Stonewall


Allá por fines de los ‘60, en Greenwich Village –un barrio de Nueva York–, había un bar muy conocido entre gays, travestis y transexuales: Stonewall Inn. El bar tenía que pagar su cuota regular a la policía para que no moleste, pero aun así de vez en cuando los oficiales entraban con múltiples excusas, por eso tenían un sistema de luces para indicar a la concurrencia que estaba en peligro. El 28 de junio de 1969 fue uno de esos tantos días en que la policía entraba al Stonewall Inn para hacer gala de sus fobias contra las personas Glttb. Esta vez, sin embargo, iba a ser diferente.


Los uniformados sacaron a todo el mundo afuera. En la calle había una camioneta donde entraría el cupo diario de concurrentes a la comisaría. Pero de repente las cosas cambiaron. Un grupo de gente se enojó y comenzó a forcejear con la policía. En unos instantes la multitud liberó a quienes estaban en la camioneta policial y encerró a los policías en el Stonewall Inn. Ahora las travas, los putos y las tortas estaban afuera, gritando, y la policía había terminado encerrada en el boliche. En la comisaría no tardaron en enterarse y mandaron varios patrulleros más, pero esta vez todo fue en vano. La gente estaba enfurecida de la injusticia cotidiana y ese día no iban a permitir que ocurriera lo de siempre. Por una vez la policía no les dio miedo. En vez de huir, llamaron a otros y otras.

Durante tres días las calles se llenaron de travestis, gays y lesbianas que luchaban contra la policía para defender su espacio. Y así la cosa se convirtió en un gran “disturbio” que la policía no podía controlar, aun cuando mandaban más y más patrulleros. Se habían juntado miles de personas y ahora no era tan fácil obligar a toda esa gente a volver a esconderse. Por eso, el 28 de junio se convirtió en el día del orgullo, porque fue el día en que todas y todos se cansaron de la persecución policial, que no es otra cosa que el brazo armado del prejuicio social.


Revolución

La rebelión de Stonewall no fue un hecho aislado. A fines de los ’60 había toda una serie de movimientos que a escala internacional se planteaba transformar el mundo. Un año antes había tenido lugar el Mayo Francés (1968), que no sólo cuestionó al capitalismo como sistema socioeconómico sino que se opuso también a todo tipo de control social sobre la moral. Era la época del “Prohibido prohibir” y en Nueva York, al igual que en muchas de las grandes ciudades del mundo, las revueltas eran cotidianas.

En todo Estados Unidos crecían movimientos que cuestionaban al sistema desde diversos ángulos. La cultura hippie se oponía a una sociedad bélica, al igual que el movimiento contra la guerra de Vietnam. El feminismo radical luchaba por la liberación de las mujeres. Las Panteras Negras demandaban el fin de la opresión racial contra la población negra. Al igual que la gente heterosexual, las personas Glttb formaban parte de estos movimientos y cuando se desató Stonewall, tomaron conciencia de la necesidad de encarar la lucha contra el statu quo desde una nueva perspectiva.


Por eso, el 28 de junio de 1969 no se limitó a ser una mera escaramuza sino que adquirió miras más amplias. La rebelión inspiró a mucha gente. En Estados Unidos ya existían grupos de gays (la Mattachine Society) y de lesbianas (las Daughters of Bilitis) desde los años ’50, y en Alemania habían existido grupos antes de la llegada de los nazis. Sin embargo, la Mattachine y las Daughters, que primero tuvieron un comienzo radical, se habían convertido en algo así como ONG conservadoras que promovían la aceptación social de gays masculinos y lesbianas femeninas de manera más o menos silenciosa. La rebelión de Stonewall impulsó una renovación en el movimiento Glttb.

De hecho, la Mattachine Society de Nueva York se disgustó con la rebelión y organizó una reunión pública para condenarla. No les fue muy bien. La mayoría de la gente que concurrió a la reunión se negó a condenar la resistencia contra la policía en Stonewall. En realidad habían ido porque simpatizaban con esa resistencia. Se hartaron de escuchar los sermones de la Mattachine Society, se levantaron e hicieron una reunión en el local de la Alternative University, donde formaron el famoso Gay Liberation Front (GLF).


El GLF sólo incluía a gays en su nombre, pero a diferencia de los movimientos previos el frente estaba formado por una gran diversidad de grupos internos. Uno de los grupos más importantes del frente, por ejemplo, era Street Transvestite Action Revolutionaries (STAR), que se podría traducir como “Travestis de la calle en acción revolucionaria” y cuya sigla significa “estrella”. STAR era una expresión de la importante participación que habían tenido las personas transgénero en la rebelión de Stonewall, y estaba formado realmente por muchas personas trans jóvenes que habían dejado a sus familias y sobrevivían de la prostitución, viviendo en las calles.

Otro grupo se llamaba Red Butterfly o “Mariposa Roja”, formado por gays marxistas que reivindicaban la famosa frase de Herbert Marcuse: “Hoy la lucha por Eros, la lucha por la vida, es una lucha política”. Desde múltiples tradiciones de izquierda como el marxismo, el anarquismo y el feminismo radical, el GLF se declaraba anticapitalista, enemigo de la familia nuclear y de los roles de género tradicionales. No era fácil convivir en esa diversidad ideológica, pero debatían sus diferencias horizontalmente y en asambleas democráticas masivas.


Inspirándose en el GLF, en unos meses se formaron miles de grupos Glttb a lo largo de Estados Unidos. Cientos de miles de personas decidieron dejar de ocultar sus identidades y reivindicaron abiertamente sus opciones sexuales y de género. Al año siguiente, en Nueva York se organizó una marcha para celebrar la rebelión de Stonewall. Esta marcha fue creciendo de a poco. Primero se extendió a diferentes partes de EE.UU., y luego gradualmente a todo el mundo. A pesar de que el movimiento Glttb tuvo que enfrentar muchos obstáculos, ha crecido de manera espectacular y a escala mundial, con marchas de varios millones de personas en diferentes ciudades del orbe. Quizás el ejemplo más contundente es la marcha de 2007 en San Pablo, para la cual se congregaron 3 millones y medio de personas.


Orgullo nacional

En la Argentina pasamos la fecha para noviembre porque el 28 de junio era demasiado frío. Además queríamos celebrar una fecha local, la fundación del primer grupo Glttb en Buenos Aires: Nuestro Mundo, que fue creado en noviembre de 1967. Si bien no hubo marchas del orgullo hasta los ’90, antes de la dictadura existía en la Argentina un movimiento muy importante. Nuestro Mundo y otros grupos de gays y lesbianas formaron el Frente de Liberación Homosexual en 1971. Se trataba de un frente que también intentaba dar una lucha contra la represión policial.

Desde el principio del Onganiato (1966) y hasta la vuelta de Perón (1973), la Argentina se había convertido en un país represivo con un Estado dispuesto a controlar todas las formas de expresión política y cultural de la manera más autoritaria. No sólo estaban prohibidos los partidos políticos sino que además la policía intervenía en todo tipo de cuestiones privadas. Los muchachos que salían a la calle con el pelo largo corrían el riesgo de terminar rapados en una comisaría, y a las chicas les cortaban el doblez de la minifalda para alargárselas. El comisario Luis Margaride ordenaba razzias que irrumpían en los hoteles alojamiento, los bares y todo tipo de lugares nocturnos que afectaran la “buena moral”.

En contra de la represión política había surgido un movimiento muy fuerte que se inició con el Cordobazo, la organización de la CGT de los Argentinos y el crecimiento de las más variadas vertientes de la izquierda política, especialmente la Juventud Peronista. Al igual que muchos otros sectores políticos, el FLH apostó a la llegada de Perón. Cuando Cámpora fue electo presidente, en 1973, hubo un breve reflujo de unos meses en la represión policial, y el frente se entusiasmó pensando que el peronismo terminaría con la persecución a las personas Glttb. Sin embargo, el régimen rápidamente retomó la trayectoria represiva.

La policía continuó con las razzias y ya, en 1974, López Rega organizaba la Triple A, que mató a miles de activistas políticos y sociales. En este contexto, el FLH se desilusionó fuertemente con el gobierno peronista, pero también con la izquierda peronista. Frente a una acusación de la derecha que asociaba a los montoneros con la homosexualidad por las simpatías del FLH, estos últimos crearon el famoso cantito “no somos putos, no somos faloperos...” El frente quedó solo y aislado, frente a lo cual intentaron acercarse a más gente y crecer como movimiento. El bienio 1974-1976, sin embargo, no era el mejor contexto para que el movimiento Glttb creciera.


Hacia principios de 1976, el FLH ya se estaba disolviendo en el contexto de un clima político en el que ya habían desaparecido miles de personas. El golpe del 24 de marzo selló el fin del FLH, y muchos/as de los/as activistas decidieron exiliarse. Otros/as se quedaron y algunas personas fueron masacradas en el contexto del terrorismo de Estado más brutal que la Argentina haya experimentado en el siglo XX. A pesar de que la dictadura impuso un autoritarismo que reforzó el conformismo sexual y de género, con la llegada de la democracia en los ’80 se formó la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), que se inspiró y alió con el movimiento de derechos humanos, reclamando el libre ejercicio de la sexualidad.

La CHA participó sistemáticamente en todas las marchas por los derechos humanos de los ’80, planteando a la comunidad Glttb que nuestra lucha no es distinta de la lucha general por la libre expresión y contra la represión que el Estado ejerce de diversos modos. Desde entonces, la relación entre los grupos Glttb y los derechos humanos se volvió cotidiana. La CHA organizó muchas actividades para promover la diversidad sexual y de género, pero no fue hasta 1992 que Carlos Jauregui organizó la primera marcha del orgullo, y desde entonces ha ido creciendo, no sólo en número sino también en osadía y en color.


Algunas personas se preguntan por qué la marcha tiene tanto despliegue de color y fiesta, y otras se preguntan si esta festividad no le quita seriedad política. A quienes hemos concurrido repetidas veces nos sorprende esta pregunta. Frente a tanto silencio y conformidad, expresar el orgullo de ser una persona Glttb no puede ser sino una explosión de alegría. En esto las travestis, que muchas veces tienen menos miedo al orgullo que los gays, nos han enseñado que a la lúgubre represión social y policial hay que responderle con la alegría de vivir y el derecho a expresar esa alegría como se nos cante.

Muchas personas Glttb temen el despliegue festivo porque la reacción social muchas veces es negativa, y desde chicos/as se nos ha enseñado a responder a la discriminación con silencio. Pero el silencio nunca ha protegido a nadie sino que, por el contrario, refuerza la “normalización” que pretenden imponer los sectores más reaccionarios. El miedo a veces hace que las personas Glttb nos olvidemos de que la discriminación no es producto de la visibilidad y la festividad sino que es hija del silencio y la resignación. Una resignación que necesita de fiesta para ser sacudida.


Algunas personas se preguntan qué hemos conseguido con todo esto. La verdad: muchas cosas. Que se eliminen las leyes que penalizaban la homosexualidad y el travestismo en muchísimos países, el casamiento y el cambio de identidad de género en más de un Estado, que la policía no nos moleste tanto. Aunque hoy en Buenos Aires la policía pueda seguir cobrando coimas, ya no entra a los boliches con la impunidad que lo hacía antes para llevarnos en cana. Por eso es que Stonewall y el día del orgullo resuenan tanto para muchas personas Glttb.


Podría decirse que Stonewall no es parte de nuestra tradición. Que pasó allá por los pagos del Norte y que desde allá nos quieren bajar línea. Sin embargo, la verdad es que si hay algo que no forma parte del imperialismo cultural norteamericano, ese algo es Stonewall y el día del orgullo. Las multinacionales podrán querer vendernos Coca-Cola, programas de televisión, hamburguesas y un estilo de vida consumista que con razón enoja a más de una persona. Pero jamás nos han querido vender Stonewall.

Esa rebelión es algo que Hollywood y las empresas culturales masivas siempre nos han escamoteado. Es que Stonewall no es muy vendible. No se trata de gays finos y con dinero como en Will and Grace, ni de travestis fashion como Florencia de la V. Stonewall era un bar donde iban las travas puertorriqueñas y los putos pobres, no los señores de buen poder adquisitivo que los medios de comunicación hoy encuentran altamente comercializables. Durante los tres días que duró la escaramuza, llegaron tortas machonas y lesbo-feministas radicales, no lesbianas de cartón de las que vemos por TV. Por eso la historia de Stonewall resonó por todo el mundo sin tener mucha propaganda, ni medios de su lado. De a poco y con los años, a lo largo del mundo nos hemos ido diciendo las unas a los otros: “Vení, gritá, jugá, sentite orgulloso/a”.


Y la gente se prende, se ha ido pasando la bola. Porque Stonewall fue sólo un momento. La rebelión es más grande, cada vez hay más gente descontenta. Cada vez hay más gente que lucha, con más creatividad, con más empuje, con menos miedo. Nos hartamos del silencio, de quedarnos calladas cuando nos discriminan. Nos hartamos de que la policía nos lleve por prostitutas cuando queremos tener un trabajo que nadie nos da. Nos hartamos de tener que callarnos la boca cuando los machos se juntan a contarse lo fuertes que están las minas. Estamos cansadas de que piensen que somos amigas que van de la mano por la ciudad. Basta. Hoy es el día del orgullo, y vamos a gritar. Vivan las travas, los putos, las tortas, bisexuales y quien sea que se le ocurra, como la sabiduría popular diría, hacer de su culo un pito.

Pablo Ben es activista gay y antropólogo, investiga acerca de las concepciones y prácticas de género en la corporación médica a finales del siglo XIX y principios del XX en Argentina. Se encuentra en prensa un artículo sobre la construcción médica de la feminidad en "Historia de las Mujeres" (Taurus), así como también un análisis del hermafroditismo en el libro "Cuerpos, Géneros e Identidades. Estudios de Historia de Género en Argentina". Sus intereses teóricos se centran en la teoría marxista, el psicoanálisis, el feminismo, la teoría queer, y el postestructuralismo.






EL PODER DE LO ERÓTICO EN NUESTRAS VIDAS

Esto me lleva a una consideración ultimadora sobre lo erótico. Compartir el poder de los sentimientos mutuos es diferente de usar los sentimientos de otra persona como si usáramos un pañuelo desechable. La necesidad de compartir sentimientos profundos es una necesidad humana.





Pero en la tradición europea-americana se busca satisfacer esta necesidad en situaciones que casi siempre se caracterizan por un simultáneo mirar hacia otro lado, un usar los sentimientos de quienes participan en la experiencia con nosotras en lugar de compartirlos.

Cuando desviamos la vista de la importancia de lo erótico en el desarrollo y sostenimiento de nuestro poder, o cuando desviamos la vista de nosotras mismas al satisfacer nuestras necesidades eróticas en concierto con otro/as, nos usamos mutuamente como objetos de satisfacción más que compartir nuestro gozo en la satisfacción, más que hacer conexiones con nuestras similitudes y nuestras diferencias.





Negarse a estar conscientes de lo que sentimos en cualquier momento, aunque eso parezca incómodo, es negar una gran parte de la experiencia, y ahí es cuando podemos permitir ser reducidas a lo pornográfico, al abuso y al absurdo.

Lo erótico no puede sentirse de segunda mano. Como feminista lesbiana negra tengo un sentimiento, un conocimiento y una comprensión particular de aquellas hermanas con las que he bailado, jugado e incluso peleado. Esta profunda participación ha sido, con frecuencia, el presagio de acciones conjuntas y concertadas que antes no fueron posibles.







Pero esta carga erótica no es fácilmente compartida por las mujeres que continúan operando exclusivamente bajo una tradición europea-americana masculina. Yo se que no estuvo disponible para mí cuando estaba tratando de adaptar mi conciencia a este modo de vida y sensación.





Solamente ahora encuentro más y más mujeres identificadas con mujeres lo suficientemente valientes para correr el riesgo de compartir la carga eléctrica de lo erótico, sin tener que mirar hacia otra parte y sin distorsionar la naturaleza poderosa y creativa de ese intercambio.

Ese reconocer el poder de lo erótico en nuestras vidas nos puede dar la energía para procurar obtener cambios genuinos en nuestro mundo, en lugar de solamente esperar un cambio de personajes en el mismo cansador drama.







Y esto es así no solamente porque tocamos nuestra más profunda fuente creativa sino porque hacemos lo que es femenino y autoafirmativo frente a una sociedad racista, patriarcal y anti-erótica.






Audre Lorde (1934-1993), negra, lesbiana, poeta, madre de dos niños, autora de varios libros de poesía. Su escritura en prosa incluye Los diarios del cáncer (The Cancer Journals), Zami: una nueva forma de deletrear ni nombre (Zami: a New Spelling of My Name), Hermana marginal (Sister Outsider) .





Nota: Este texto fue publicado en Conspirando, Revista Latinoamericana de Ecofeminismo, Espiritualidad y Teología, Nº 5, septiembre de 1993.











ELEMENTOS DE UNA VERGONZOLOGÍA







EL MISTERIO DE LOS NIÑOS MALDITOS






Una dimensión importante de la vergüenza es que no es sólo porque a uno le insultan, le ridiculizan, por lo que siente vergüenza de ser lo que es, sino también porque las personas con las que se relaciona, a las que frecuenta, no pueden ser objeto de deseo.






Hay que buscar "en otra parte" gente a la que expresar el deseo y con la que compartir el placer, buscarla en medio de una subcultura
particular, donde se sabe que serán diferentes de los demás.
En el niño, el adolecente atraído por personas del mismo sexo, se
instaura una censura (y la vergüenza, a continuación) que le hace saber que todos los que le rodean, en su barrio, en su centro de estudios, en su medio profesional, son objetos prohibidos a su deseo (y que, por no hablar siquiera de satisfacerlo, a menudo vale más no expresarlo).

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Esta "vergüenza" de desear, de amar lo que no se debe amar, el temor de dirigir ese deseo, ese amor a alguien a quien horrorizará (y el miedo ante sus posibles reaccines violentas) dura toda la vida, salvo, ciertamente, en los espacios de la sociabilidad gay (una de cuyas principales funciones es, por otra parte, ésa).






LA TEOLOGÍA DE LOS INSECTOS





¡Felicidad de las injurias! Es una revelación ser insultado, despreciado públicamente. Llegas a conocer palabras nuevas que hasta entonces sólo eran ropajes de la tragedia y con los cuales te ves de repente ataviado, abrumado. Quizá no seas ya el que creías.





No eres ya el que sabías, sino el que los demás creen conocer, reconocer como fulano o mengano, si alguien ha podido pensar eso de mí es que hay algo de verdadero en ello.Al principio intentamos fingir que no es cierto, que sólo es una máscara, un disfraz de teatro que acaban de arrojarte para ponerte en ridículo y que queremos arrancarnos, pero no; se adhieren de tal manera que son ya tu cara y tu piel, y te desgarras tú mismo cuando quieres quitártelos.






LUCIFER A MANDOBLES CON DIOS
Le es fácil encontrar una justificación; ¿cómo viviría, si no? Se encierra en la vergüenza por el orgullo, palabra que designa la manifestación de la más audaz libertad. Dentro de su vergüenza, se envuelve en su propia baba, teje una sede que es su orgullo. Ese ropaje no es natural. El culpable lo ha tejido para protegerse, púrpura que lo embellece. No hay orgullo sin culpabilidad. Si el orgullo es la más audaz libertad - Lucifer a mandobles con Dios - si el orgullo es el maravilloso manto donde se yergue mi culpabilidad, tejido de ella, quiero ser culpable.








ERIBON, Didier, Una moral de lo minoritario, 2004, Editorial
Anagrama.

Este académico, filosofo e historiador del pensamiento, es uno de los intelectuales más destacados actualmente en su país, Francia. A su vez, está considerado el mejor biografo del filósofo Michel Foucault.

Durante años ha dirigido un seminario en la École des hautes études en sciences sociales en Paris. Asimismo ha sido profesor visitante y conferencista en las universidades de Nueva York, Princeton, Harvard, Yale, entre otras.

Es autor de varios libros ya considerados clásicos como Reflexiones sobre la cuestión gay (1999), Una moral de lo minoritario (2001) y Escapando al psicoanalisis (2005). A su vez, escribe frecuentemente para Le Nouvel Observateur, el famoso semanario dónde hace reseñas literarias a libros de filosofía y ciencias sociales.






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RAÍZ DIVERSIDAD SEXUAL, CINCO AÑOS DE MILITANCIA VIVA Y REFLEXIVA






El 10 de diciembre de 1997, en la Casa de José Carlos Mariátegui, asistí a la presentación del ensayo de mi querido amigo y colega activista José Montalvo, ¿A quién le importa? Las batidas en las discotecas de ambiente del centro de Lima”.







Ese día fue de triple significación para mí porque me encontré con otros amigos como Susana Villarán y Óscar Ugarteche; porque estuvimos en la casa de nuestro gran Amauta; y porque conmemoramos 49 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Aquella noche, de repente, pasé anónimamente del público asistente al panel de presentación, gracias al tenor de una hermosa “Carta a un amigo” que Susana me había escrito, como un modo creativo de comentar el provocador ensayo de Montalvo.






Para entonces, llevaba apenas un año de haber salido de mi “clóset personal”, hacía apenas dos días que le había redactado una carta a Susana contándole “mi verdad”, y yo me comenzaba a sentir más inquieto por querer “hacer algo”, sin tenerlo aún claro.






Enhorabuena, ella vaticinó lo que vendría, al motivarme y retarme esa noche: “Se trata de ti... a quien yo quiero, que tienes un nombre, que estás en la memoria de mi corazón. Que lo estarás siempre: hetero u homosexual. Lo que importa es que seas feliz, así de simple. Tú sabes que no será fácil, pero lo que importa es que seas digno, que sigas siendo luchador; que ahora, más libre y con más coraje, incorpores a tu lucha, la lucha por el respeto a tu diferencia. Estarás en esto, como en todo lo demás, estoy segura...”.





Aquel día, varios de los asistentes salimos entusiasmados, especialmente José y yo, por todo lo que significaban para nosotros los comentarios y retos lanzados por Susana y Óscar, destacados intelectuales y activistas de izquierda, a quienes respetamos y admiramos por su compromiso, trayectoria y aportes a los movimientos LGBT y de derechos humanos.






Esa fecha quedó inscrita en mi biografía. Tras la participación en una fallida experiencia de un colectivo juvenil, Pepe y yo aceptamos la invitación a ser parte de lo que sería el Movimiento Raíz, donde militamos y creamos aquel colectivo que finalmente se denominaría Raíz Diversidad Sexual.
Desde entonces y hasta la fecha, participo en este perseverante colectivo, aunque en los últimos tres años les acompaño a través del ciberactivismo y la comunicación política, porque vivo en el Distrito Federal, por mis estudios de posgrado en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).





Desde mi experiencia personal, profesional y académica, vinculada al activismo de derechos humanos en Perú y en México, hoy, en este aniversario de RAÍZ, comparto estas breves reflexiones. Felicito a todo el grupo y aliento a mis colegas activistas a persistir en esta lucha por justicia, igualdad, dignidad y reconocimiento de derechos.






En ella ha sido fundamental el ejercicio de "ponerme en el lugar del otro u otra", sobre todo con relación a las personas y grupos que por diversos motivos son discriminados. Estas vivencias y aprendizajes llevaron a afianzarme como periodista de derechos humanos y como militante de y por la vida. Fue este mismo activismo el que me dio más fuerza, confianza e integridad para quererme y aceptarme como disidente sexual y ciudadano gay, más comprometido con esta lucha.






En 1996, llegué a publicar un artículo en un diario limeño -con seudónimo-, donde me refería a la condición homosexual como "una realidad digna que nos desafía a descubrir dentro ella posibilidades para vivirla y recrearla". Ya en 2003, en un texto testimonial, escribí: “Quererme libre, honesto y digno, aferrado a mis convicciones y principios, me llevó a romper con la “norma” heterosexual y a reconocerme disidente de un sistema hegemónico, masculino, occidental, blanco, racista, homofóbico y adultocentrista, que busca deslegitimar toda disidencia libertaria y prefiere reproducir en cadena la hipocresía, la doble moral, la intolerancia y la homofobia”.





Tuve que ser valiente y aceptar quien era, a construir mi autonomía, en libertad. En la medida que en Raíz Diversidad Sexual es central la militancia viva y reflexiva, me parece muy importante resaltar para los tiempos actuales el papel de las y los activistas LGBT y no-LGBT en el Perú y en toda nuestra Latinoamérica, asumiendo la importancia de forjar, promover, acompañar y alentar nuevos activistas, particularmente en los espacios juveniles.






En intercambios vía e-mail, una amiga, Fátima Aparecida Silva, activista del movimiento negro de Brasil, me escribía que ser activista de derechos humanos es “estar implicada(o) , comprometida( o) con el / la ser humana (o) como sujeto histórico, atenta(o) a las violaciones de la dignidad humana”.






En un bello texto, Alexis Ponce, un admirable militante ecuatoriano de trayectoria, escribe que el activismo de derechos humanos: “[...] Se juega en la calle, además de jugarse en la oficina, el ministerio, el diálogo o la institución; está integrado por activistas voluntarios: es voluntariado a secas, es decir real, que no tiene otro tipo de camisas de fuerza que no sean los de la realidad circundante. “[...] Nadie regala espacios, se los conquista a pulso, con inteligencia, transparencia, corazón y credibilidad.” .






Visibilizar las diversas identidades sigue siendo una tarea política necesaria, por incluyente y reivindicativa. Adaptando lo que dice Ruth Toledano sobre “ser gay”, yo la parafrasearía así: Ser LGBT “significa pelear contra el machismo, contra la xenofobia, contra el maltrato; [...] ser solidarios con marginado/as, con la/os pobres; [...] fomentar la risa, el baile, la ternura; [...] rechazar la violencia; [...] no querer dejarse engañar por un sistema represivo y materialista; [...] atreverse a hablar; [...] no dejarse intimidar; [...]






exigir asistencia total para la/os enferma/os psíquicos, para la/os transexuales, para la/os inmigrantes; [...] no tener miedo a ser como te dé la gana; [...] despreciar la prepotencia y el clasismo; [...] defender el placer; [...] admirar la belleza y saber que la belleza puede ser invisible; [...] ser subversivo/a; [...] ser sentimental; [...] ser musical y poético/a; [...] ser luchador/a y tranquilo/a; [...] aprovechar los medios de comunicación para ejercer la libertad de expresión; [...] querer ser tu propio ejemplo.






Significa creer otra vez en un mundo mejor [...] ser el sujeto de ese cambio [...].” Para finalizar, diría que hoy mi vida se sintetiza en la expresión: “Soy activista, defensor de derechos humanos”, lo cual involucra mi integridad, mi profesión, mi interés académico/profesional, y mis anhelos y propuestas para contribuir a transformar la realidad actual, asumiéndome como un sujeto político, ciudadano del mundo.






A lo largo de este proceso, ser activista me ha brindado mucha satisfacción personal y crecimiento intelectual, pero sobre todo, me ha hecho y me hace ser cada vez mejor ser humano, y eso lo disfruto mucho porque logro que otros y otras también lo disfruten, y en ese marco, hay quienes se sienten identificado/as y se unen a esta causa por la defensa y promoción de los derechos humanos. Creo más en el/la ser humana/o y en su potencialidad para transformar el mundo, y sueño mientras trabajo que otro Perú, otro México, y otros mundos son posibles.





Manuel Herrera Loayza, militante de Raíz Diversidad Sexual












ALEXIS O EL TRATADO DEL INÚTIL COMBATE






El peor de los engaños es el de la tranquilidad. Mi infancia, cuando la recuerdo, se me aparece como una idea de quietud al borde una gran inquietud que sería después toda mi vida. Hay ciertos momentos de nuestra existencia en que somos, de manera inexplicable y casi aterradora, lo que llegaremos a ser más tarde [...] Me doy cuenta también de que la fortuna de mi abuelo y las distinciones obtenidas por mi bisabuelo eran a nuestros ojos unos hechos mucho más reales que nuestra propia existencia. Podría decirse que en las viejas familias nobles son los vivos los que parecen la sombra de los muertos.






Es terrible que el silencio pueda llegar a ser culpable. Es la más grave de todas mis culpas pero, en fin, la he cometido. Pequé de silencio ante ti y ante mí. Cuando el silencio se instala dentro de una casa, es muy dificil hacerlo salir; cuanto más importante es una cosa, más parece que queramos callarla. Woroïno estaba lleno de un silencio que parecía cada vez mayor y todo silencio está hecho de palabras que no se han dicho.





Quizás por eso me hice músico. Era necesario que alguien expresara aquel silencio, que le arrebatara toda la tristeza que contenía para hacerlo cantar. Era preciso servirse para ello, no de las palabras, siempre demasiado precisas para no ser crueles, sino simplemente de la música, porque la música no es indiscreta y cuando se lamenta no dice por qué.






Recuerdo la atroz insipidez de algunas tardes en que me apoyaba sobre las cosas como para abandonarme, mis excesos musicales, mi necesidad enfermiza de perfección moral; quizás no fueran más que la trasposición del deseo.






Los demás ven nuestra presencia, nuestros ademanes, nuestra manera de formar las palabras con los labios: sólo nosotros podemos ver nuestra vida [...] No quiero que me imagines más solitario de lo que era. A veces tenía amigos, chicos de mi edad, quiero decir [...] aunque nos atormentaran, no protestabamos porque eran hermosos.






Yo era un niño muy sensible a la belleza y los placeres que nos procura merecen toda clase de sacrificios e incluso de humillaciones. Me resultaba muy dulce ser menos hermoso que mis amigos; me sentía feliz viéndolos; no imaginaba nada más. Era feliz queriéndolos y no pensaba siquiera en desear su cariño.






Muchos de mis compañeros vivían con una especie de obsesión por la mujer, quizás menos censurable de lo que yo imaginaba, pero que ellos expresaban de manera baja y soez. Me había acostumbrado a pensar en las mujeres rodeándolas de todos los prejuicios del respeto y las odiaba cuando ya no eran dignas de él. Mi educación severa lo explicaba en parte, pero nos ocurre así muy amenudo: nos creemos puros cuando en realidad no deseamos lo que estamos despreciando.






La gente que habla de oídas se equivoca casi siempre, porque sólo ven lo de afuera y lo ven de una forma grosera. No se figuran que los actos que juzgan reprensibles puedan ser al mismo tiempo fáciles y espontáneos, como lo son la mayoría de los actos humanos. Echan la culpa a los malos ejemplos, al contagio moral y sólo retroceden ante la dificultad de explicarlos. No saben que la naturaleza es más diversa de lo que suponemos: no quieren saberlo porque les es más fácil indignarse que pensar. Elogian la pureza, pero no saben cuánta turbiedad puede
contener la pureza.






La larga carta de ruptura que Alexis dirige a su esposa, en la que confiesa preferir a los hombres, desmenuza dolorosamente el inútil combate entre sus inclinaciones y el deber ser que impone la vida social, constituyendo un atractivo texto que nos introduce en uno de los mundos narrativos más lúcidos de la literatura francesa contemporánea.



La libertad de las preferencias sexuales, una de las preocupaciones constantes de esta autora a lo largo de toda su obra, es tratada en esta clásica novela de 1929 de manera tan valiente y profunda como nadie se había atrevido a hacerlo antes.











CARTA DE HUEY P. NEWTON A LOS HERMANOS Y HERMANAS REVOLUCIONARIXS SOBRE LOS MOVIMIENTOS DE LIBERACIÓN SEXUAL




Durante los últimos años se han desarrollado intensos movimientos entre las mujeres y los homosexuales que buscan su liberación. Y existen algunas dudas acerca de cómo relacionar estos movimientos. Sean cuales fueren nuestra opinión personal, nuestras incertidumbres acerca del homosexualismo y de los diversos movimientos entre los homosexuales y entre las mujeres (y estoy hablando de los homosexuales y de las mujeres como grupos oprimidos), debemos tratar de unirnos a ellos de una manera revolucionaria.


Digo "sean cuales fueran nuestras incertidumbres" porque como bien sabemos, a veces nuestro primer instinto es querer pegarle una trompada en la boca al homosexual y querer que la mujer se calle. Queremos pegarle al homosexual ni bien lo vemos porque tenemos miedo de poder ser homosexuales, y queremos golpear a la mujer o hacerla callar porque puede castrarnos o afrontar por su cuenta los problemas que nosotros no nos atrevemos a afrontar.


Debemos adquirir confianza en nosotros mismos y en consecuencia sentir respeto y buena voluntad hacia la gente oprimida. No debemos aportar actitudes de tipo racista semejantes a las que adoptan los racistas blancos contra la gente negra y pobre. Muchas veces el blanco más pobre es el más racista porque tiene miedo de perder algo o de descubrir algo que no tiene. Somos una suerte de amenaza para él. Esta clase de psicología funciona cuando vemos gente oprimida y nos enojamos con ella a causa de su peculiar conducta o de su peculiar desviación de la norma establecida.


Recordemos que hemos establecido jamás ningún valor según el cual un revolucionario debe decir cosas ofensivas a los homosexuales, o según el cual un revolucionario de por sentado que las mujeres no deben hablar de la propia y peculiar opresión que sufren.
En realidad, es justamente lo contrario. Decimos que debemos reconocer el derecho de la mujer de ser libre. Y poco o nada hemos dicho del homosexual; debemos, en cambio, unirnos al movimiento homosexual porque es un movimiento real.


Y, por lecturas, por la experiencia de mi vida, por mi observaciónl, sé que a los homosexuales nadie les da en esta sociedad la debida inmunidad y libertad. Quizás en la sociedad sean las personas más oprimidas.

¿Qué los hace homosexuales? Quizás sea un fenómeno que no entiendo del todo. Algunos dicen que son el producto de la decadencia capitalista, y no sé si este es el caso, y dudo bastante que lo sea. Pero sea cual fuere el caso, sabemos que la homosexualidad es un hecho que existe y que debemos comprender en su forma más pura; es decir, que una persona debe tener el derecho de usar de su cuerpo de la manera que se le de la gana.

Esto no significa respaldar cosas en la homosexualidad que no debemos considerar revolucionarias. Pero en modo alguno significa que un homosexual no puede ser revolucionario. Y rechazo el prejuicio que lleva a decir "hasta un homosexual puede ser revolucionario" todo lo contrario quizás un homosexual puede ser el más revolucionario.

En nuestras conferencias, reuniones y manifestaciones públicas revolucionarias, deben participar lentamente el Movimiento de Liberación Homosexual y el Movimiento de Liberación Femenina. Comprendemos que hay distintos grupos dentro de estos movimientos. Algunos grupos pueden ser más revolucionarios que otros. No podemos aprovechar la actuación de unos pocos para decir que todos son reaccionarios o contrarrevolucionarios porque no lo son.

Debemos entendérnosla esos de igual modo que nos entendemos con cualquier otro grupo o partido que se dice revolucionario. Debemos tratar de juzgarlos de modo de saber si están actuando sinceramente en forma revolucionaria desde una situación de opresión. Si hacen cosas que son antirrevolucionarias o contrarrevolucionarias, entonces critiquemos su actuación.


Si sentimos que el grupo en su espíritu quiere ser revolucionario pero que en la práctica comete errores en la interpretación de la filosfía revolucionaria o que no comprende la dialéctica de las fuerzas sociales que se hallan actuando, debemos criticarlo por ello pero no criticarlo porque sea un grupo de personas que tratan de ser libres.


Nunca debemos decir que un movimiento entero es deshonesto cuando de hecho está tratando de ser honesto: está, solamente, cometiendo errores honestos. A los compañeros debe concedérseles el derecho a cometer errores. Al enemigo no se le permiten errores porque su sóla existencia es un error y sufrimos a causa de ella.


Pero el Frente de Liberación Femenina y el Frente de Liberación Homosexual son nuestros amigos, nuestros aliados potenciales, y necesitamos el mayor número posible de aliados.
Deberíamos estar deseosos de discutir las incertidumbres que muchas personas sienten acerca de la homosexualidad. Cuando digo incertidumbre quiero significar el temor de que haya en ellas cierta clase de amenaza a nuestra masculinidad.


Puedo comprender este temor. Porque en el largo proceso condicional que crea inseguridad en el varón, la homosexualidad puede producir en nosotros cierto rechazo. Yo mismo tengo prevenciones acerca de la homosexualidad masculina cuando, por otro lado, no los tengo acerca de la homosexualidad femenina, éste es en sí un fenómeno. Pienso que probablemente porque implica una amenaza a mis posibilidades y que las mujeres no son una amenaza. Es algo erótico sexualmente distinto.


Debemos cuidarnos de usar palabras que puedan alejar a nuestros amigos. Las palabras "marica" o "mina" deben ser desterradas de nuestro vocabulario y sobre todo no debemos usar palabras despectivas para designar a los homosexuales porque los insultos deben aplicarse a los hombres que son enemigos del Pueblo como Nixon o Mitchell. Los homosexuales no son enemigos del Pueblo.

Debemos tratar de formar una coalición de trabajo con los grupos de Liberación Homosexual y de Liberación Femenina. Debemos siempre manejar las fuerzas sociales de una manera adecuada y unas y otros son en verdad una parte significativa de la población: tanto las mujeres como el creciente número de homosexuales con los cuales debemos entendernos.
¡Todo el poder al Pueblo!
Huey P. Newton (1942-1989) fue miembro fundador y comandante supremo de las Panteras Negras, organización partidaria socialista creada en 1966 para promover los derechos civiles y la autodefensa del Pueblo afronorteamericano contra la brutalidad represiva del Estado yanqui.
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La convicción de este dirigente de unir las luchas del Pueblo negro con la del Movimiento lgtb fue visionaria y por sobre todo valiente, ya que en aquella epóca la postura oficial del maoísmo - la corriente de interpretación del marxismo a la cual adhería su partido - consideraba a la diversidad sexual un indicador de decadencia capitalista (postura de la cual se arrepintió oficialmente el maoísmo a nivel mundial en 2001 a través de una revisión teórica de sus presupuestos).

INTERVENCIONES EN LA PRENSA

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2008
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Conmemoramos el aniversario del último golpe militar marchando y haciendo público nuestro posicionamiento lgttb
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Repudiamos el tratamiento mediático del caso Giordano
Para variar, La Voz del Interior no publicó el escrito completo, da la casualidad que solamente evitó publicar uno de los argumentos más sólidos contra el discurso de la "disforia de género": el carácter mutable de la seriedad científica de las asociaciones psiquiatricas imperialistas. En cambio, Indymedia, como no podía ser de otra manera, sí publicó el escrito completo http://argentina.indymedia.org/news/2008/03/588679.php
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Conmemoramos el Día Internacional de lxs Trabajadorxs desde la diversidad sexual http://argentina.indymedia.org/news/2008/05/601542.php
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2007
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Cuestionamos las declaraciones homofóbicas del intendente Luís Juez (puchero= puto dicho en cordobés+tren bala dicho con doble sentido) así como la hipocrecía descarada del gobierno delasotista
Carta de lectores a La Voz del Interior http://www2.lavoz.com.ar/Servicios/CartaLectores/default.asp?Inicio=31&Pagina=39
http://www.lmcordoba.com.ar/2007/07/20/nota142420.html http://www.lmcordoba.com.ar/2007/07/22/nota142594.html
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Escrache frente a la municipalidad (varixs compañerxs no asistieron porque no podían visibilizarse por razones laborales y/o familiares) http://www.lmcordoba.com.ar/2007/07/24/nota142759.html
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La infaltable visión tuerta del "progre" argentino: Verbitsky sos muy atrevida! no hables de lo que no sabes! http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-91117-2007-09-09.html
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Ponemos de manifiesto el caracter meramente económico de lo "gay friendly" visibilizando que este oportunismo empresarial no cambia la dura realidad que vivimos cotidianamente por ser diferentes http://www2.lavoz.com.ar/07/07/22/secciones/sociedad/nota.asp?nota_id=92958
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2006
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Construímos un espacio radial propio http://argentina.indymedia.org/news/2006/12/471332.php

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Somos gente lgttb de la ciudad de Córdoba que nos organizamos en la Casa de los Trabajadores (calle Tucumán 367) de manera independiente. Por fuera del Estado, las empresas, los distintos gobiernos y partidos para forjar comunidad es decir, visibilizar socialmente nuestras problemáticas cotidianas como la inseguridad que vivimos por ser diferentes y el trato injusto e irrespetuoso de parte de instituciones opresivas como la Iglesia, el Estado, la Patronal, la Escuela y la Familia. A su vez, combatir a la desinformación que circula sobre nosotrxs y organizarnos en el reclamo de nuestros derechos. Articular acciones con otras organizaciones políticas de derechos humanos, trabajar al interior de nuestra comunidad en lo que respecta a asesorar en materia de salud y lo legal. Así como también generar actividades y espacios de encuentro y de esparcimiento para conocernos y relacionarnos sin tener que soportar la discriminación económica y sexual que nos imponen a menudo lxs empresarixs de nuestra comunidad y los que siendo heterosexuales dicen ser "gay friendly". Para contactarte con nosotrxs podes dejarnos mensajes acá, en nuestra casilla electrónica o en nuestro telefono.